martes, 13 de octubre de 2009

Eisen (Sez)

“No estás entendiendo nada Alonzo, seguís con tu obstinación de querer morirte por protegerme…”
“Es tu culpa Sez, él no lo va a entender…”


Abstraerme de la realidad, leer la biblia, beber, matar, dormir, despertar… ¿Por qué no podés salir de mi mente? Debí decirle a Drake que no iría a ese lugar, ni siquiera sé bien a dónde estamos yendo…
“Solo tengo que alejarme…”
Sí, claro, como si eso fuera suficiente. Me alejé todo lo que pude y aún así casi termina muerto, otra vez… ¿es tan difícil que entienda que puedo protegerme sola?
“Él está perdidamente enamorado de vos”
¡Maldición Drake! ¿Por qué tenés que confirmarme cosas que ya sé? No quiero saberlo, basta ¡basta! Dijiste que no ibas a meterte…
La ronda con Ulfen pareció eterna, esa casa de campo, granja, o como se llame en estas tierras era demasiado tétrica. No me daba ninguna seguridad que ese horrible bosque con criaturas extrañas estuviera tan cerca.
-¿Qué tal tus amigas?- le pregunté.
-Bien, ellas perdieron todo pero ahora parecen contentas de estar con nosotros y empezar una nueva vida.
-¿No les molesta que estés con las dos?
-Por ahora no… Igual va a llegar un momento en que voy a tener que elegir ¿y vos?
-¿Yo qué?
-¿Se apagó el fuego?
-Nunca lo hubo.
Creo que las mentiras me estaban saliendo cada vez más creíbles, eso es bueno. Ulfen escuchó soldados marchar hacia allí y nos metimos al granero. Cuando quisimos despertar a nuestros amigos estaban dormidos y no se despertaban por más que los zarandeáramos o les echáramos agua, incluso Ulfen golpeó a Drake en la cara y nada. Los soldados estaban cada vez más cerca.
-¿Qué les pasa? ¿Por qué no despiertan?
Drake, Arthur, Joaquín, Alonzo… los cuatro estaban como en trance…
-Este lugar… me dijeron que nos alejáramos de las sombras…
-Las antorchas, encendamos todas las antorchas.
Los soldados se seguían acercando cada vez más y nuestros amigos dormían, y no parecía que fuera apacible su sueño.
En eso despertaron, sobresaldados, como si hubieran estado en una horrible pesadilla, Drake tenía sangre en el labio.
-¿Qué les pasó?
-Una pesadilla…
-¿Todos soñaron lo mismo?- preguntó Ulfen.
Ellos se miraron, obviamente así había sido, habían estado en una especie de ilusión. Odio Eisen, quiero marcharme de este lugar cuanto antes.
Afuera los soldados llegaron y hablaron con los campesinos solicitando los tributos. Ese lugar era muy pobre y ellos no podían darle la cantidad de dinero que estaban pidiendo. Entonces pidieron a las mujeres y a las muchachas. Estaban arrodilladas en el suelo, muertas de miedo.
¡Malditos! No iban a hacerles a ellas lo mismo que a mí. No lo iba a permitir.
Ulfen estaba hablando con ellos pero no parecían comprender, el dinero que tenía no me alcanzaba para liberarlas.
-Drake, dinero o espada.
-No podemos meternos en esto.
Ese era también mi asunto desde que estaba pisando esas tierras malditas.
-Dinero o espada- repetí.
Drake apuntó al soldado que hablaba con Ulfen y le disparó en medio de la frente. No pasó mucho hasta que todos estuvieron muertos. Incluso los que ya habían arrojado sus armas y se habían rendido. Ulfen había terminado con todos.
Los quemamos en una pira, miré el fuego, como arremolinaba sus lenguas hacia el cielo. Ellos no eran culpables, pero sí el que les había ordenado hacer eso. Reza maldito, reza porque no me encuentre contigo mientras estoy en estas tierras.
-Lo siento Drake, no podía permitirlo.

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