domingo, 27 de junio de 2010

El viaje de Sez y Alonso - DIA 3

Cuando me desperté el sol ya había salido, no recuerdo en qué momento me dormí, y aún no entiendo como pude hacerlo… sí, seguramente fue porque estaba con él.
Había dormido abrazada a Alonso toda la noche, él se había quedado conmigo, ayudándome de no sabía qué, lo cierto era que me estaba ayudando, y cuando desperté ya no estaba tan mal como cuando recordé a mi pasado amor.
Me levanté tratando de no despertarlo, encendí un fuego, hacía bastante frío, y comencé a preparar más vendas para cuando se despertara. Además también había que cocinar algo… me pregunté si en mi vida pasada le habría cocinado a Rashâd…
Quizás sea tiempo de cumplir la promesa que te hice… quizás sea tiempo de ser feliz de una vez… Drake, gracias.

-Creo que nunca estuve tan cerca del cielo.
-Tenés que cambiarte las vendas.
-¿No lo hacías vos?
-Sí, es obvio que solo no podés.
-Podría acostumbrarme, así da gusto sacrificarse por una dama. Sin embargo ya no podré hacerlo.
Lo miré raro, no entendí al principio así que le pregunté:
-¿Por qué?
-Porque prometí no dejarte. Te protegeré pero siempre a tu lado no al frente tuyo. ¿No me pedís eso? Una lástima, ya me estaba acostumbrando a tus cuidados.
-No es una lástima, es lo mejor y lo que debe ser. No tiene sentido que te arriesgues así.
Lo ayudé a sacarse la camisa y volví a repetir el procedimiento de cambiar las vendas, esta vez no estaba nerviosa, extrañamente me sentía muy tranquila.
-Por vos prometo quedarme a tu lado, no me pidas que te abandone porque no lo haré. Sencillamente te protegeré estando a tu lado.
-Supongo que te debo una explicación por lo de ayer...
-No es obligación si no querés. Hacelo si es lo que sentís y si confiás en mí.
-Tuve un recuerdo, de cuando era Shezalia…
-Te escucho.
-Es muy triste, prefiero no contarlo ahora… no es que no confíe en vos, pero voy a ponerme a llorar de nuevo si te lo cuento.
-No quiero que esos bellos ojos derramen lágrimas. Si tan solo me permitieras...
No terminó la frase, pero no necesitó agregar nada más.
-Seguramente derramen muchas más... cuando tenga más recuerdos, parece que solo vuelven a mí los recuerdos tristes.
Él me tomó de la mano y me dijo:
-Quizás sea hora de hacer un presente feliz.
Me quedé mirando su mano, lo miré a los ojos y le dije:
-Quiero aceptar tu trato.
-Y yo quiero hacerte feliz.
Dijo apoyando su mano en mi mejilla. Me acerqué a él lentamente y lo besé.
Cuando nos separamos le dije:
-Perdoname.
-Perdoname vos, por no haber llegado antes a tu vida.
-Pero yo fui la que te hizo sufrir, y quizás lo siga haciendo...
-Es un riesgo que acepto con gusto, Sez
-¿Aunque tengas que soportar mi llanto cada vez que tengo alguno de mis recuerdos? ¿Aunque recuerde cosas horribles de mí? ¿Aunque pueda volver a dejarte de nuevo?
-Lo acepto, porque cada vez que llores estará mi hombro para contenerte. Porque cada vez que recuerdes cosas horribles estaré para que no sufras. Porque cada vez que me dejes, puedo volver a reconquistarte.
Lo estaba mirando a los ojos y en todo ese tiempo no le había soltado la mano. Le volví a preguntar:
-¿Aunque no sepas si te estoy mintiendo o no? ¿Aunque vuelva a mentirte?
-Tus labios pueden mentirme pero no tu corazón.
Y esta vez fue él el que me besó.
-Quizás no pueda contarte algunas cosas...
-No necesito que me las cuentes, solo te necesito a ti. Siempre sabrás que estaré a tu lado.
Lo miré a los ojos y le dije:
-Te amo Alonso.
Me volvió a besar y cuando nos separamos me dijo simplemente:
-Yo tambien Sez.
Alonso me abrazó y yo le correspondí el abrazo, pero sin soltarle la mano. No iba a soltarlo, no iba a dejar que se fuera de mi vida… Volver a estar tan cerca de él era una felicidad que no creí volver a sentir nunca. Antes de separarme de él le di un beso en el cuello.
-Cociné algo, pero no sé cómo estará... no sé si alguna vez cociné en mi pasado, porque actualmente jamás lo hice...
-Es una buena manera de empezar. Espero tengamos más oportunidades.
Me acerqué al fuego y le di un plato de lo que había cocinado. Ya lo había probado, no estaba muy bueno pero era comestible.
Alonso degustó el plato y me dijo:
-Mejor no cocines en Castilla, muchas cocineras te envidiarían.
-Deben tener muy malos cocineros en Castilla…
-Tan hermosos seguro que no.
-Admití que no está bueno, no me voy a enojar o te voy a dejar por eso.
Sonreí.
-Sabes, el mejor ingrediente es el amor al preparar algo, así que no te preocupes por el sabor.
-Mientras sea comestible... Tenemos que seguir, perdimos mucho tiempo ayer y hoy...
-Así es y en cuando lleguemos podremos tener lo que nos debemos, esta vez yo te sorprenderé.
Le sonreí. Pero lo que más importaba era que él estuviera sonriendo.
-Sigamos- me dijo.
Después de comer levanté lo que quedaba del campamento y puse todo en la carreta para poder seguir el camino.
Me sentía diferente, seguía siendo Sez, pero también había cambiado, era como si me hubiera sacado un gran peso sobre los hombros, como si por fin pudiera ser libre…
Alonso se encargó de los caballos mientras silbaba esa canción que bailamos juntos la primera vez.
Hice ademán de sentarme del lado del conductor y Alonso me dijo:
-Disculpe señorita, ¿qué pretende?
-Conducir- dije sentándome en la carreta.
-Disculpe, eso es trabajo de un caballero, llevar a su dama.
-Pero quiero conducir... además vos dormiste menos que yo, y estás herido...
Él agachó la cabeza e hizo un gesto negativo.
-Te lo prometí, podes conducir, yo estaré a tu lado.
-Además prefiero que te concentres en tararear esa canción.
Alonso siguió tarareando la canción mientras seguíamos el camino, pasaron varias horas hasta que oscureció y tuvimos que detenernos.
-Vamos a tener que acampar otra vez- le dije.
-Me parece bien, sería bueno encontrar un lugar refugiado del frío.
Alonso se puso a rastrear cerca de donde dejamos la carreta y encontró un pequeño claro entre unos arbustos, parecía que haciendo un fuego el calor pudiera mantenerse, y el viento parecía arreciar mucho menos allí.
Alonso improvisó un fuego y comenzó a desenvolver algunas viandas. Mientras me senté al lado del fuego y continué preparando más vendas.
-Si seguís así te quedarás sin vestidos, y deberé conseguirte uno nuevo.
-No me quejo de eso. Me los vas a deber.
-Con todo gusto.
Me puse a tararear la canción que Alonso venía tarareando en el camino, me gustaba bastante y mi humor era el indicado para intentarlo.
-Veo que estás más alegre.
-Creo que es evidente
-Me alegra verte así, bueno esto ya está.
Dejé las vendas a un costado y me acerqué.
-Decidí que voy a intentar se feliz mientras pueda. Además se lo prometí a una persona.
-Me parece bien por vos Sez, no te merecés tanta tristeza. Y mientras pueda trataré de alejar toda esa tristeza de vos.
-Gracias...
Me sonrió, no necesitaba más nada que ver esa sonrisa.
-Ahora alimentate, tenemos que llegar pronto, que un amigo nos necesita.
-Lo sé, lo sé... y sigo preocupada por él...
-Yo también pero tengo fe que podrá sobrevivir, Drake es más fuerte que yo.
-No importa qué tan fuerte seas con esos soldados que resucitan... Maldición, si solo hubiera logrado soltarme a tiempo... ahora no estarías así...
-No tiene sentido lamentarse ahora, y no hablaba de fuerza física. Drake es más fuerte en espíritu, sabrá sobrevivir.
-Sí, yo creo que va a poder sobrevivir, pero no por eso deja de preocuparme...
-Además la próxima vez vendremos mejor preparados.
-No sé si sirve prepararse contra esas cosas... pero en fin... ayudaremos a nuestro amigo igualmente.
-Sirve, lo que podamos averiguar servirá.
Después de comer me levanté y me acerqué a la carreta para buscar unas mantas e improvisar una cama. Sabía que Alonso me estaba mirando a través del fuego, pero no me molestó, al contrario estaba disfrutando ese momento, creo que más que la primera vez. Ahora era libre, como el viento, como el mar.
Cuando terminé le dije:
-Vamos a tener que hacer guardia por cualquier cosa.
Él se levantó, me tomó de la cintura y me besó.
-O podría no dormir ninguno- me dijo.
Le sonreí y le acaricié el rostro.
-¿Gusta de bailar esta pieza, señorita?
-Será un placer.
Alonso me tomó de la mano, me hizo dar un giro para que me volviera a encontrar con sus labios otra vez.
Me reí, estaba disfrutando mucho eso, creo que en ese momento ambos nos olvidamos que estábamos en un país maldito, estábamos de vuelta en ese bar, bailando juntos, seduciéndonos como la primera vez.
-¿Puedo hacer una petición?- le dije.
-La que quieras.
-No quiero que vuelvas a bailar con ninguna otra mujer que no sea yo.
-Siempre que tenga disponible a mi pareja de baile no habrá inconveniente.
Le sonreí.
-Creo que de entre todos mis defectos hay uno que es el peor.
-Y cual es si se puede saber…
-Soy muy celosa.
Él se rió realmente con ganas.
-No es gracioso...- le dije, pero yo también me estaba riendo.
-No, no lo es, pero me tomo por sorpresa esa confesión. A veces sos como una jovenzuela.
-¿Te molesta?
-Por el contrario adoro esa naturalidad e inocencia tuya.
Ahora la que se rió con ganas fui yo.
-Muchos dirían que estás totalmente equivocado.
-Muchos no te conocen como yo.
-¿Y cómo soy?
-Tierna, sensible y la mujer con más corazón que conozco.
Frené el baile y lo besé. Fue un beso largo y pasional, no como los de hasta ese momento. Alonso me abrazó fuertemente y me correspondió el beso mientras sus manos se deslizaban por mi espalda.
¿Cómo había estado tan ciega? ¿Cómo había sido tan tonta? Sí, iba a disfrutar de todo eso como si fuera la primera y la última vez, con total libertad y sin reservas.

El viaje de Sez y Alonso - DIA 2

Definitivamente eso no estaba saliendo nada bien, mis intentos por alejarme de él tenían cada vez menos fundamento y sus palabras cada vez me volvían más débil. Tenés que ser fuerte Sez…

Un nombre vino a mi mente esa noche, pero nada más, solo un nombre… y la certeza de que había sido muy importante en mi vida.

Rashâd.

Intenté concentrarme pero nada, ninguna imagen, ningún recuerdo, solo ese nombre.



La noche pasó lentamente, no faltaba mucho para el amanecer, a lo lejos el cielo ya se veía de un azul más claro. Decidí que era tiempo de despertar a Alonso, al menos debía dormir una o dos horas.

-¿Ya paso todo?

-¿Qué? Tenés que hacer la segunda guardia, dejame dormir hasta que amanezca y nos vamos.

-Bueno, ¿está todo tranquilo?

-Sí. No hubo ningún problema. Despertame cuando amanezca.

-De acuerdo. Descansá, yo vigilo.

Me acomodé en un rincón y no tardé en quedarme dormida. Cuando Alonso me llamó me pareció que solo habían pasado cinco minutos… estaba muy cansada.

-Sez, Sez…

Supongo que el cansancio se notaba en mi cara porque me preguntó:

-¿Lista? ¿O querés seguir un rato más?

-No, vamos, cuanto menos nos quedemos en este lugar mejor.

Alonso salió y comenzó a acomodar las cosas en la carreta para continuar el viaje. Cuando todo estuvo listo me dijo:

-Bueno ya podemos partir.

-¿Querés conducir vos?- le pregunté.

-Sí, no hay problema, podés descansar un poco más si querés.

Me acomodé en la parte de atrás de la carreta e intenté cerrar los ojos y tratar de no sentir el suelo moverse. Era difícil dormir en una carreta, pero después de un tiempo me venció el sueño, cuando desperté todo seguía igual. Seguía sin recordar nada del tal Rashâd…

Quizás los que pueden recordar su pasado no se ponen a pensar en estas cosas, pero es muy difícil saber que hay alguien importante ahí y poder descubrir de quien se trata…

-Odio dormir en carretas.

-Sí, una cama suele ser mejor, o la cubierta de un barco, todo depende de la compañía decía mi padre.

-Seguro era muy sabio.

-O seguro conoció a una mujer como vos.

-¿Como yo? Pobre de él…

-Puede ser, pero cualquier hombre que conozca una mujer como vos sería feliz por siempre.

-Lo dudo... Una mujer amnésica, ex asesina, ahora pirata... No me parece...

-Sez, no importa lo que fuimos. Importa lo que hacemos, las acciones que tomamos, inconscientemente eso refleja nuestro interior. Nunca me puse a fijarme si eras pirata, asesina o esclava. Para mí simplemente siempre serás Sez.

-Ah sí, me había olvidado que también fui esclava... Igual Sez es solo un nombre…

-Shezalia, Sez ¿Importa acaso?

-¿Y qué es lo que importa entonces?

-No sé, disfrutar de la vida, de nuestros seres amados. Por ejemplo, podrías disfrutar este momento, de la compañía de un galante caballero.

-Tampoco tengo otra opción.

Sonreí, creo que era la primera vez que lo hacía desde que empezamos el viaje.

-Bueno, al menos volviste a sonreír. Eso es bueno. Tu sonrisa me recuerda al brillo de la luna sobre las agua de un río que atraviesa un hermoso campo castellano.

-Debe ser muy linda tu tierra.

-Aún estás invitada a conocerla, aunque seguramente quede opacada por tu belleza.

¿De dónde sacaba fuerzas para seguir insistiendo? Sí, seguramente ya se había dado cuenta de que mis defensas estaban cada vez más bajas…

-Deberíamos hacer esto más seguido, al menos cada vez que impongas una pared de hielo entre nosotros.

-¿Qué cosa?

-Viajar juntos durante días, al menos así no huirás de mí- dijo riéndose.

Suspiré.

-Creo que seguís sin entender... Parece que te gustara sufrir...

-¿Sufrir, por qué lo decís? Yo no sufro a tu lado, sufro cuando no estoy con vos.

-No entiendo por qué seguís intentando, ya bastante mal te hice.

-No más del que parece que te haces vos misma. Simplemente me di cuenta con lo que pasó lo que siento por vos y que no tiene sentido que no te lo diga. Además prefiero pelear hasta mi último aliento por tu amor, antes que vivir sin haberlo intentado.

Alonso no era cobarde como yo, sí, Drake tenía razón, era una cobarde.

-Encontrarás otra mujer que pueda corresponder a ese amor- le dije.

-¿Por qué estás diciendo eso Sez?

Me quedé callada. No puedo darle esperanzas…

-Deberías saber que no. Y por qué estás tan empecinada en que encuentre otra mujer, que me olvide de vos…

-Ya deberías haberlo hecho.

-No puedo Sez, sencillamente es más fuerte que yo. No le puedo decir a mi corazón que deje de latir por vos, no puedo pedirle a mi cuerpo que deje de recordar el tuyo. Sencillamente no puedo ¿Vos cómo pudiste hacerlo?

Una vez más me quedé pensando, sin saber que decirle. Obviamente que no lo olvidé, no puedo olvidarlo…

-Simplemente lo hice.

-¿Estás segura?

-Sí.

Alonso frenó la carreta de golpe.

-Mirame a los ojos y decímelo. Decime que no sentís nada por mí, que lo que sucedió entre nosotros no fue real. Mirame y decímelo.

-¿Por qué frenás la carreta?

-Si querés que siga respondeme.

Se giró, me miró a los ojos con toda la sinceridad del mundo y el alma abierta de par en par. No podía soportarlo, tenía que cortar eso ahora.

-¿Por qué me hacés repetirlo una y otra vez? Ya te lo dije.

-Porque no puedo creerte. Porque siempre me demostrás que hay lugar para mí en tu corazón. Porque nunca me das una razón, simplemente te corrés de mi vida o no decís nada, y sin embargo siempre estás ahí.

-Lo sé, y te pido perdón por hacerte sufrir en vano.

-¿Porque sufrir? ¿Porque en vano?

No le respondí.

-Lo que pueda sufrir jamás se comparará a lo que puedo disfrutar. En fin, parece que los lunares son duros para el amor.

Quise replicar, ¿pero qué iba a decirle? Le estaba mintiendo descaradamente.

-Deberé empezar de cero solo que será complicado encontrar músicos en este momento. Quizás sean músicos malditos.

Escuché su risa y en ese momento una sucesión de imágenes a toda velocidad surcó la superficie de mi memoria…



¡¡Rashâd!! ¡¡Rashâd!! Un lamento, un dolor solo comparable al dolor de perder para siempre a la persona más importante… La certeza de que la vida y la muerte los separa, a aquellos que no deberían estar separados… Mi amor, Rashâd.

Sentí que me rasgaba por dentro cuando mi mente volvió a ese preciso momento, el momento en que Rashâd se interponía entre el alfanje y mi cuerpo, el momento en que murió para dar su vida por la mía… el momento en que mi alma murió junto a él.

-¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste Rashâd?

-Porque te amo, Shezalia.

-Yo también te amo, no me dejes…

-Lo siento, pero no podía dejarte morir…

Mis lágrimas caían sobre su pecho bañado en sangre…

-No voy a poder vivir sin vos, no me dejes… no te vayas…

-Prometeme que vas a ser feliz Shezalia, prométeme que vas a seguir viviendo.

-No quiero seguir viviendo- dije y tomé una daga con la clara intención de clavármela en el corazón.

-Por favor… no lo hagas… quiero que vivas Shezalia, quiero que seas feliz… Prometémelo. No me dejes morir pensando que vas a cometer una locura…

-Te lo prometo.

Él me sonrió y lentamente su mano fue dejando la mía…



Me abracé a Alonzo y lloré, nunca había llorado así antes. Él me abrazó y sentí su calidez, quería ayudarme, protegerme. Su amor era sincero y verdadero, como el de Rashâd.

-Sez, porque sufrís tanto. Dejame protegerte de todo eso que te hace sufrir.

No me soltó un segundo, solo para secarme las lágrimas, se quedó mirándome a los ojos, esperando que dijera algo…

-No podés Alonzo, no podés protegerme de estos recuerdos, no podés protegerme de mí misma...

-Dejame intentarlo, no podes estar sufriendo así. Y si puedo, todo sea por no volver a verte mal.

No sé cuánto tiempo estuve llorando, él no dejó de abrazarme un segundo, cuando logré calmarme le dije:

-Lo siento, no tengo derecho a que quieras ayudarme, no tengo derecho a que sientas eso que sentís por mí...

-¿Quién dice que no tenés derecho Sez?

-Tenés tanto derecho como Drake, como Keira, como yo de ser feliz. Y no te preocupes por mí, quiero asumir ese riesgo con vos.

No podía hablar… ahora entendía por qué me dolía tanto que él se arriesgara así por mí… No quería que le pasara lo mismo, no quería volver a sentir lo mismo. Cada vez que él hacía eso volvía a sentir lo mismo que cuando murió Rashâd.

No me separé de él, no podía, el dolor era demasiado para soportarlo sola. Y aunque hubiera querido alejarme de él, seguramente no me lo hubiera permitido.

No sé cuando fue que me quedé dormida, el cansancio y el dolor me habían vencido. Cuando desperté la capa de Alonso me cubría y yo estaba abrazada a él. No me había soltado, incluso después de quedarme dormida.

El viaje de Sez y Alonso - DIA 1

Quizás no debí contarle lo que estaba sintiendo a Drake… pero también era cierto que era mucho más probable que él pudiera ocultarse en la ciudad con Joaquín que conmigo. Una lunar iba a ser fácilmente reconocible entre todos, y alguien tenía que llevarse a Alonso… Parece que el destino nos une a pesar de mis constantes intentos por impedirlo…

¿Pero cómo puedo pensar siquiera en reconsiderar mi decisión cuando él sigue haciendo lo mismo? Otra vez volvió a hacer una locura para ayudarme. Sé que fue mi culpa por no lograr soltarme a tiempo y tuvieron que arriesgarse por mí pero…

Odio que arriesgue su vida así por mí… no es que no me guste que me ayude pero una cosa es ayudarme, otra muy diferente es morirse por intentarlo.

Una semana íbamos a tardar en llegar al barco ¿cómo iba a hacer para aguantar una semana? Pero Drake me lo pidió y si había algo que no podía hacer era desobedecerlo… maldito, lo sabés, sabés que no puedo… Sé que tus intenciones son buenas... pero esto no va a ser nada fácil, una semana es mucho tiempo para mí.



Dejamos a Drake y a Joaquín a las puertas de la ciudad, y comenzamos un largo viaje, cruzar ese país maldito, lleno de soldados que reviven una vez que los matás… ¿qué son esas cosas? En fin, ahora tenía otras preocupaciones… viajar con Alonso iba a ser más complicado que matar a soldados invencibles…



Insistió en conducir la carreta, no le dije nada, pero me senté del lado del acompañante por cualquier cosa. Pasaron varias horas en las cuales ninguno dijo nada, debo admitir que fueron demasiado incómodas… Nos alejamos de la ciudad, del tal Heinzel, lo más que pudimos.

Alonso iba callado, su mirada triste, pero había algo más ahí, quizás odio… me pregunté a quién estaba dirigido.

Creo que de todas las cosas que me dolían esa era la peor, tener que verlo así, tener que ver el fuego interior de ese castellano apagado por mi culpa… Pero detrás de esa mirada ahora había un objetivo, o eso me pareció…

Yo iba callada, quizás a simple vista pareciera fría y distante, pero estaba cabizbaja y muy confundida. No estaba segura que hubiera sido una buena decisión dejar a Drake ahí, pero tampoco tuve más opción. Ya se acercaba el mediodía, mis primeras palabras hacia él fueron:

-Frená la carreta.

Alonso frenó la carreta al costado del camino que seguíamos, él también asumió que era un buen momento para descansar y comer algo.

Cuando se bajó de la carreta se tambaleó al apoyar la pierna herida, así que lo sujeté del brazo para que no se cayera.

-Tené cuidado, estás herido- mis palabras no fueron en tono de reproche esta vez.

-Solo tengo que descansar un poco y estaré bien- él se quedó mirándome y luego de un momento me dijo:- Lo siento.

-¿Por qué me estás pidiendo perdón?

-Por lo que yo te hice en el otro lado, no se lo pude pedir a esa Sez, así que te lo pido a vos.

Sí, creo que entendí a quién le estaba dirigiendo esa mirada de odio, era a sí mismo, a ese otro Alonso que estaba “del otro lado del espejo”.

-No entiendo nada de ese otro lado, pero si te hace bien, te perdono.

-Es largo de contar, ni yo lo entiendo bien. Pero del otro lado no solo parecen estar las decisiones que no tomamos, sino también nuestros opuestos, por eso ese Alonso había traicionado a su tierra y usó a Sez para salvarse a sí mismo. Entonces si vos de este lado sos tan salvaje, tan indomable, del otro lado sencillamente...

Se quedó pensando un rato y no continuó la frase.

-Yo tampoco entiendo mucho... pero si esa Sez se parece en algo a mí...

Yo tampoco terminé la mía…

Si esa Sez se parece en algo a mí, aún así, ahora debe estar destruida.

¿Por qué me da tristeza? Ni siquiera creo en que exista ese “otro lado” del que habla.

-En fin, comamos algo- dije.

-Sez, te amo.

Sabía que esto iba a ser difícil, pero lidiar con esas cosas me iba a ser imposible.

Suspiré.

Tengo que hacer algo… sí, buscar provisiones en la carreta…

Alonso quería encender el fuego, pero con una mano se le complicaba bastante, así que lo ayudé con eso y con la preparación de los utensilios para cocinar, varias veces intentó acercarse a mí para besarme, pero ninguna de las veces lo dejé, hasta que en una de ellas me tomó desprevenida…

Y ese beso me hizo volver a esa noche, a ese baile con el vestido rojo, a la noche en que nos besamos por primera vez…

Me di cuenta de que estaba llorando cuando secó mis lágrimas con su mano y sus palabras me volvieron a la realidad.

-¿Qué sucede Sez?

Me alejé de él, caminé unos pasos alejándome del camino hasta un árbol y me acuclillé entre las raíces. No podía dejar de llorar…

Alonso se incorporó, caminó hasta mí y me abrazó, no sabía qué era lo que me hería más, si ese abrazo o las palabras que me decía… ¿Por qué duele tanto? No debería doler…

-No llores Sez, no fuiste hecha para sufrir y yo jamás lo permitiré.

-No vuelvas a hacer eso, nunca más.

No sé de dónde saqué fuerzas para decir esas palabras…

-¿Hacer que cosa Sez? Si no me lo decís no puedo saber qué no debo hacer.

Tardé un poco en responder porque no podía hablar, el llanto ahogaba cualquier intento de hablar… Todo ese tiempo estuvo abrazado a mí y no me soltó, como protegiéndome de todo lo malo que pudiera pasarme… ¿pero quién podía protegerme de mí misma?

-No vas a hacerlo por más que te lo diga, porque no podés evitarlo- dije por fin.

-¿Qué cosa no puedo evitar? ¿Amarte? Eso no puedo decidirlo yo Sez.

-No quiero que vuelvas a ponerte entre las balas y yo, las balas, o cualquier otra cosa.

Seguí mirando hacia abajo, tenía los brazos alrededor de las rodillas y la cabeza apoyada sobre ellos. Alonso tomó mi rostro entre sus manos y volvió a besarme.

-Si te quedás conmigo prometo protegerte sin morirme.

-No prometas algo que no sabés si vas a poder cumplir, eso y una mentira, es lo mismo.

-Sez, por vos iría al Séptimo Mar y volvería, solo por vos. Además no tengo intenciones de morirme, sino no podría estar con vos.

Se rió, pero también hizo una mueca de dolor, seguramente habían sido las heridas.

¿Cómo podía seguir sonriéndome después de todo lo que le hice? Lo miré a los ojos y le supliqué:

-No lo vuelvas a hacer.

-Prometo no morirme, pero eso no significa que te deje desprotegida. Bueno al menos ahora será distinto.

-¿Ves? Eso es lo que no vas a entender nunca, no necesito que me protejas, yo puedo pelear y defenderme sola. Ese fue siempre tu problema, querés proteger a los demás, pero no dejás que los demás te protejan a vos.

Me paré y volví otra vez donde estaba el fuego que habíamos encendido para cocinar.

-Estoy herido ¿no recordás? Necesito ayuda para levantarme.

-A mí no me engañás, si ayer pudiste hacer la locura que hiciste, hoy podés levantarte de ahí sin ayuda.

-Pero estoy herido, ¿no deberías ayudarme? Mirá si me levanto y quiero hacer alguna locura.

Me acerqué nuevamente y le tendí la mano, pero me atrajo hacia él e hizo una maniobra que no logré impedir y caí encima suyo.

-Entonces ¿te parece un mejor acuerdo protegernos mutuamente?

-¡Estás loco!

-Si amarte es una locura, asumo que estoy loco. Pero eso no responde a mi pregunta. Yo quiero protegerte y vos a mí, entonces protejámonos mutuamente, y así ninguno morirá por el otro.

Me levanté una vez más dejándolo a él tirado en el piso.

-Sez, ¿por qué aún sigo en el suelo?

-Porque si te alcanza la fuerza para tirarme, te alcanza para levantarte.

Necesitaba volver a retomar el control… maldito Drake… ¿por qué no puedo desobedecerte?

Fui hacia la carreta y agarré uno de mis vestidos, me senté cruzada de piernas sobre la parte de atrás del carruaje y comencé a rasgarlo.

Alonso se acercó y me preguntó:

-¿Qué se supone que estás haciendo?

-El idiota de Drake no me dejó vendas, así que las estoy fabricando.

-No recuerdo haber tenido nunca una persona tan linda que me atendiera. Drake no suele ser agradable a la vista como vos. Y definitivamente solo los vestidos lunares o castellanos le sientan a tu belleza.

-Pero yo no puedo curar como hace Drake, que es lo que sirve en este caso... Espero que lleguemos rápido, no quiero quedarme sin vestidos...

Pero mi expresión seguía igual de fría que antes.

-¿Otra vez me vas a dejar a mi suerte? ¿Otra vez me vas a ignorar? Entonces durante una semana hablarás con las rocas.

-Te estoy hablando, no te ignoré. Pero si preferís no hablar...

-Yo preferiría hablar, pero si vos no cocinás voy a tener que hacerlo yo.

-Nunca fue mi dote la cocina... pensé que lo ibas a hacer vos.

-Si recuerdo cómo hacerlo… para eso siempre estuvo Drake.

Alonso se dio vuelta y fue hacia el fuego. Comenzó a tararear una canción castellana mientras cocinaba.



Drake ¿a esto te referías? ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué no puedo hacerle ver que todo terminó? En vez de eso le estoy dando esperanzas otra vez, me estoy dando esperanzas a mí misma… estoy haciendo mal las cosas, otra vez… pero… ¿por qué sigo su juego? ¿Por qué simplemente no me limito a no dirigirle la palabra? Sí, ya sé por qué es… no puedo ver esa expresión triste en su rostro. No puedo ver esa tristeza si con solo mis palabras puedo hacerlo sonreír y cambiar radicalmente su estado de ánimo…



Seguí fabricando vendas mientras mi mente divagaba, salí de mi ensimismamiento cuando escuché que Alonso decía:

-Algo decente para un castellano. Sez, ya está la comida ¿Venís?

Dejé las cosas a un lado y fui hasta el fuego.

-¿Estás pensando en Drake?

-Sí... No me gustó haberlo dejado, pero tenía razón, ahora vos y yo, somos un estorbo más que una ayuda.

-No esperes que lo deje mucho tiempo. Confiaré en que resista lo suficiente.

-No vas a poder hacer mucho, y no podemos volver antes de un mes, o quizás estropeemos lo que esté planeando.

-Tiene un mes, tiempo suficiente para que yo me recupere.

-Vamos a tener que mentirle a la capitana, es la única forma de que Drake tenga el mes que necesita.

-Si porque será muy sencillo convencer a Keira.

-No la vamos a convencer, le vamos a mentir.

-Mentirle no sería lo mejor, prefiero decirle la verdad, convencerla y prepararnos mejor. Además Drake suele pensar las cosas antes de arrojarse. Lo siento si la comida no sabe bien, pero es lo mejor que puedo hacer.

-El sabor de la comida en estos momentos es lo que menos me preocupa... Además no te salió tan mal.

-Debe ser la inspiración.

-Está bien, si querés decile la verdad, pero no me hago responsable si después quiere destruir Eisen.

-No te preocupes por Drake, el estará bien. No me opongo, maldito país con sus ríos malditos, con sus bosques malditos, con sus espejos malditos, con sus soldados malditos. En definitiva maldito país.

Era obvio que con esas palabras estaba convenciéndose a sí mismo, eso no era algo seguro, y menos en un país como ese.

-Creo que estará fría la noche.

-Probablemente. Voy a hacer la primera guardia.

-Cuando llegue el momento veremos, ¿qué tan lejos estaremos de Heinzel en estos momentos? No creo que sus Soldados lleguen hasta aquí. O podríamos buscar una posada para más seguridad. Además no tenemos muchas municiones y una persona y media no podrán hacer mucho. Podríamos avanzar hasta el primer puesto de camino que podamos conseguir o seguir por el bosque y arriesgarnos a que nos sorprendan.

-Entre una posada maldita, y un bosque maldito creo que prefiero la posada... aunque no estoy segura... Si estamos en una posada, y nos sorprenden ahí será más difícil escapar. En el bosque podemos subir a la carreta más rápido.

-Siempre podemos saltar a la carreta desde la ventana.

Lo miré con mala cara.

-Bosque, y no se discute más- le dije.

-Solo era una sugerencia, pero hemos tenido malas experiencias en el bosque. En el bosque nos pueden tocar o esos bichos inmundos o los soldados muertos. Aparte la posada es menos obvia, todo el mundo se queda ahí, ¿quiénes se quedan en el bosque? Solo dos prófugos.

Suspiré.

-En fin, eso si encontramos una.

-Encontraremos, o al menos nos iremos lo más lejos de la cobertura de Heinzel. Odio decirlo pero no estamos para pelear ahora. Aparte debemos movernos durante una semana en el bosque, no sé que tan bien nos ira con eso.

-Bueno, al menos sos consciente de ello, obviamente que no podemos pelear.

-Lo sé, así no puedo protegerte, y si nos atacan como anoche vos sola no vas a poder. Lo mejor es ir de posada en posada, ver si podemos conseguir algunas cosas.

-¿Qué cosas?

-Comida, ropas, municiones, pólvora. Recuerdo que salimos apurados y cambiando de carretas.

-Como quieras mientras no llamemos la atención. Sigue sin gustarme lo de la posada, pero admito que el bosque no es mejor.

-Sez, ¿podés confiar en mí?

Esa pregunta me tomó por sorpresa. Me quedé un rato callada y después le dije:

-A esta altura creo que ya no puedo confiar ni en mí misma... Pero digamos que sí puedo...

-Entonces creeme que no haría algo que te ponga en riesgo.

-Gracias.

¿Y ahora por qué le estaba agradeciendo?

-¿Estas mejor ahora?

-¿A qué llamás "mejor"?

-Nuestro distanciamiento, tu llanto, tu ensimismamiento ¿Aclaraste un poco tus ideas?

-Mis ideas ahora no son la prioridad…

-La prioridad es llegar vivos al barco, de eso me encargo. Y ahora ¿seguimos o descansamos un poco?

-Lo mejor es seguir. Puedo conducir la carreta, así no tenés que esforzarte de más.

Me senté del lado del conductor y él no tuvo objeción.

-Está bien, si es lo que querés no tengo problema

Subió del lado del acompañante y volvió a tararear una canción, yo me concentré en el camino, pero poco a poco el traquetear de la carreta y el sendero recto me hicieron volver a mis cavilaciones.

¿Por qué no podés dejarte ser feliz Sez? Dejá de preocuparte por lo que va a pasar, viví el presente como siempre lo viviste… ¿Por qué le vas a impedir a él, y te vas a impedir a vos la felicidad?

Si él se va después voy a sufrir mucho, más que ahora… ¿cómo voy a aguantar una semana Drake?



...Y la luz de mi camino, proviene de tierras lejanas...

...cuya figura viene envuelta en la luz del sol...



¿Era Alonso el que estaba cantando?

Esto no puede ser real… sí, es un sueño… una de esas ilusiones de este país maldito. Pero no es una desagradable ilusión, es una ilusión hermosa, y parece tan real...

¡Es real Sez! ¡Dejá de pensar que es un sueño! ¿Tan mal estás que no podés distinguir la realidad de una simple fantasía?



...deslumbra la noche con su danza bajo la luna...

...Y su nombre era Sez...



Sez, esa soy yo… ¿por qué no puedo volver a ser la Sez de antes? La Sez feliz, la Sez que disfrutaba cada día como si fuera el último, la Sez que se enamoró de un hombre que la ama…



-¿Te molesta mi canción?

Otra vez estaba llorando, tenías razón Drake, no puedo aguantar esto… no soy fuerte como vos… Me sequé las lágrimas y le dije:

-No, no me molesta.

-¿Entonces porque lloras?

-No sé...

-¿Estas triste por algo?

-No...- Quería volver a retomar el control pero ya me era imposible, decidí que iba a contarle cómo era estar con Sez, quizás así decidiera desistir de una vez…

-De los recuerdos que tengo... en uno de ellos estuve en Vodace...

¿Por qué le estaba contando eso ahora? Esa historia era horrible, una historia de mi pasado, en la que mataba a un vodacio del que me había enamorado…

-Sez esa ya no sos vos, alguien así no se arriesgaría por otras personas como lo haces vos. Pudiste ser esa Sez pero ya no lo sos ahora, quizás el no recordar nada te haya dado una nueva vida. Una nueva oportunidad.

-En muchas cosas sigo siendo esa Sez...

-Quizás sí, quizás no, yo solo conozco a esta Sez, y amo a esta Sez, a la del otro lado y a la que hubieses sido. Porque lo que amo de vos siempre estará dentro tuyo.

-Shezalia. Ese es mi nombre.

-Es bello como vos. Bueno al fin y al cabo soy el único con su nombre original. Es un progreso ahora sé tu nombre, aunque podrías llamarte como fuera que igual seguiría aquí.

-Cuando logremos terminar con todo esto quiero volver a la Media Luna, quiero saber quién fui, y por qué hacía lo que hacía, cuáles eran mis motivaciones... A quién seguía... Quiero saber quién fui.

-La Media Luna, si será un buen destino para mi proyecto.

-¿Proyecto?

-Sí, cuando esto termine formaré una flota mercante así podré seguir con ustedes o al menos cerca. Pero ya no volveré a quedarme en tierra.

-¿Y tu tierra? ¿No vas a extrañar Castilla?

-Castilla estará siempre en mi corazón, ya has visto que mi familia está en cada punto de Thea. Jamás estaré solo, y mi verdadera familia está aquí, no concibo un día terminar con nuestras aventuras, y menos aún separarme de vos.



Si eso fuera real, sería tan hermoso…

Quizás Drake tenía razón, quizás más adelante sufriría, pero podría acabar con esta agonía que siento ahora, aunque después quizás sea mucho más difícil que sane la herida…

Una semana… y solo llevamos un día arriba de esta carreta…



Se fue oscureciendo, a lo lejos vimos una luz, podría ser una posada o una casa de campo...

-Parece que ahí está nuestro destino esta noche.

-Esperá con la carreta que yo voy a ver.

-Podemos pasar por delante. Si se ve amistosa frenamos.

-Prefiero no arriesgar.

Bajé de la carreta y fui a investigar, cuando volví al rato le dije.

-Es una casa de campo, vi a dos ancianos por la ventana.

Yo no sabía hablar eiseno, así que fue Alonso el que cerró el trato.

-Nos dejan quedarnos en el establo por esta noche.

-Me parece bien.

Alonso avanzó con la carreta hasta la casa.

-También conseguí un plato de comida caliente, y unas provisiones para cuando partamos. Un poco de pan no nos vendrá mal.

-Está bien, supongo que un par de ancianos no serán un problema, a no ser que también estén malditos...

Todavía no podía sonreír, pero esos comentarios eran típicos de mí cuando estaba de mejor humor.

-No, no estarán malditos, quizás el establo sí, pero si tenés miedo te permito abrazarme durante la noche.

-¿Miedo? ¿Qué es eso?

Me metí al establo y busqué un balde. Por suerte había uno así que salí a buscar agua al pozo.

-Bueno cerrá la puerta cuando termines, no serán malditos pero prefiero que no entren en mitad de la noche.

Alonso se tiró sobre una pila de heno a descansar, cuando entré le dije:

-Te voy a limpiar esas heridas, así que sacate la ropa.

Alonso se incorporó y me dijo:

- Creo que necesitaré ayuda, con una mano es difícil.

Lo ayudé a sacarse la camisa, las vendas estaban cubiertas de sangre así que se las quité con todo el cuidado que pude reunir.

-Perdón si soy brusca, no tengo idea de cómo hacer esto…

¿Por qué estaba tan nerviosa? No iba a pasar nada que yo no quisiera que pasara… quizás eso era lo que me ponía nerviosa, yo sí quería que pasara algo, no podía dejar de pensar en la noche que estuvimos juntos…

-Puedo ayudarte- dijo apoyando su mano sobre la mía.

-No, puedo sola.

Cuando terminé de vendarlo nuevamente le dije:

-Yo hago la primera guardia. Descansá.

-¿Pensás hacer guardia?

-Obvio.

-No creo que sea necesario, por una vez podemos descansar bien.

-No confío en las noches de este país. Prefiero que uno de los dos esté despierto por si acaso.

-Dormí, yo te cuido Sez, perdón Shezalia, no me acostumbro, es como con...

-Prefiero que me llames Sez. Ahora dormite.

-¿Segura que no querés recostarte? Bueno en fin, una noche más en este país, que más puede pasar…

-Ya te dije que prefiero no arriesgar

-Y yo digo que por hoy podemos descansar pero bueno como vos prefieras, si te cansás estaré aquí.

Se acomodó sobre la paja y no dijo nada más.

Me acomodé cerca de la puerta y le dije.

-Te despierto en algunas horas.



Por primera vez me di cuenta, esto no era una lucha contra Alonso, o una lucha por intentar soportar el dolor, era una batalla contra mí misma, y jamás había tenido un enemigo tan fuerte…

Eisen III - Charlas

Bueno, ayer y hoy estuve muuuuy aburrida en el trabajo así que aproveché para rolear on line con Max y Draften :)
Por cierto, como dice Patán, no necesito que me dirijan, yo me dirijo sola jajajajajaja
A ver si los inspiro para escribir algo je!

----------------------------------

Cuando terminó la cena en la mansión y subí al cuarto que compartía con Drake, Alonso estaba esperando en la puerta.

-¿Necesitás algo?- le pregunté.

-Hablar con vos. No apruebo lo que querés hacer, pero no voy a evitar que lo hagas si querés hacerlo.

-¿Qué cosa? Es un trabajo más para mí.

-¿Y querés vivir haciendo ese trabajo? No creo que lo hagas como trabajo…

-Necesitamos información, Drake confía en mí para hacerlo así que no veo por qué no.

-Por eso dije que no lo voy a evitar, pero sigo pensando que no es un trabajo más, sino un escape.

-¿Escape? No es la primera vez que hago un trabajo así ¿Necesitás algo más?

-Lo sé, pero hace tiempo no hacías uno así. Aun no me dijiste una cosa…

Se acercó a mí y trató de acorralarme.

-Porque constantemente huís o me ignoras. ¿Acaso solo fui un "trabajo" más para vos? No lo creo, la Sez que conocí no es así.

Lo aparté.

-A ver... Creo que hay algo que no entendiste. Ya no tengo por qué responder esas cosas, ni sobre mi trabajo, ni sobre mí.

-¿Porque no? Me mostraste quien eras y ahora pones este muro entre nosotros. Si no significo nada para vos decímelo, pero decímelo mirándome a los ojos. A estos ojos que han visto tu alma en una noche de luna.

Suspiré.

-Ya hablamos sobre esto. Te dije que lo que viste no fue real. No me obligues a decirlo una y otra vez. Es mejor que ya te olvides de todo eso.

-Lo lamento Sez, no puedo. No puedo olvidarme de ti ni volver a ser quien era, ha cambiado mucho en mi vida desde que he podido llegar al cielo junto a ti. Si esa es tu última palabra realmente lo siento por ti.

-Es mi última palabra Alonso. Podés sentir por mí la pena que quieras.

-Pena por amarte, pena por no tenerte, pena que prefieras estar sola en brazos de hombres que jamás apreciarán tu belleza, pena de que no elijas estar con quien daría su vida por ti.

-Dejá de lastimarte Alonso, dejá de lastimarnos... lo nuestro fue un error, y lo sabés.

-Un error es estar separados ¿Por qué lo llamás error? ¿Acaso lamentás lo que viviste? ¿Preferís esto a estar conmigo?

-¡Prefiero esto a que estés muerto!

¿Qué estaba haciendo? Eso me había salido del alma, no tenía planeado decirlo…

-Sez, me estas matando en vida y a vos misma también. Decime que no te duele esto. No entendés que esto nos está matando. Si no me querés ver muerto esta no es la forma. Sez, yo siempre voy a protegerte estemos o no juntos, porque eso es lo que hace un castellano cuando ama a una mujer.

-En esa misma afirmación está tu respuesta. Vos sos un caballero castellano, yo soy una asesina, una ladrona, una mujer sin memoria, en algún momento, vas a tener que volver a tu tierra, y cuando ese momento llegue yo no voy a estar ahí. Yo no sirvo para eso Alonso, es mejor terminar con todo esto ahora, por favor no quiero que me hables más sobre el tema... Si me amás como decís, dejá de buscarme, dejá de hablarme sobre lo que pasó, dejame creer que fue un sueño y nada más…

Esa última frase había estado de más, quería irme de ahí, no iba a aguantar mucho tiempo más sin llorar…

-Sez, mi amor se encuentra sobre los mares, mi hermano de alma también segurá surcando los mares. Yo ya no soy un caballero castellano. Soy simplemente un pirata llamado Alonso.

Trató de besarme pero no lo dejé.

-Eso es lo que decís ahora, pero cuando tu tierra reclame tu presencia, cuando veas morir a tus hermanos vas a querer volver, porque aunque digas que no sos un caballero castellano, sí lo sos... y no deberías decir eso, vos que sí tenés memoria y sabés de donde venís, vos que sí podés ayudar a tu gente, no vas a poder dejar de hacerlo, y si no lo hicieras yo sería más infeliz que ahora...

-Sez, desde que pasó lo de Montaigne mi vida se perdió. Pero sobre el barco esta mi verdadera vida, mis aventura, mi hermano y vos. Sez, es cierto que tengo memoria pero a veces no es bueno recordar lo que uno vivió o fue si no lo que uno puede ser. Vos tampoco te mereces una vida así, sufriendo por algo que fuiste pero no sos ahora. Igualmente si Drake no vuelve a su lugar yo tampoco lo haré no podría quedarme en tierra sabiendo que él anda recorriendo los mares. Ya no sería una vida digna de vivir solo administrando tierras mientras ustedes surcan los mares. O todos juntos o ninguno. Así que decide porque no pienso ir a ningún lado.

-Yo ya decidí, vos sos el que no puede aceptarlo. Drake va a volver, y vos también vas a volver a tu tierra un día u otro. No deberías hablar así... No sabés lo que es no saber dónde está tu hogar... Además, si algún día, ojalá así sea, recuerdo de donde soy, voy a querer ir hacia ese lugar. Y si no lo recuerdo, voy a vagar por el mundo hasta encontrarlo, ¿acaso querés ese destino para vos? ¿un destino incierto? ¿Dejar tu vida en Castilla, a tu gente, solo para seguir a un fantasma? Por favor Alonso, no hagas las cosas más difíciles... No me lastimes más…

-No sos un fantasma, sos real, y mi familia a cada lugar que vamos siempre estará. No tenés porque vivir esta vida sola sufriendo Sez. Podemos vivirla juntos.

-Lo que estás diciendo no es real y lo sabés. Ustedes tienen su vida, su familia, su tierra...

-Estas equivocada Sez, lo real es lo que tenemos acá.

-Hasta que ya no lo sea… Ahora, permiso, necesito descansar, tengo una misión que cumplir

Lo corrí de la puerta y entré.

-Sabes dónde encontrarme, y debes saber que siempre estaré allí.

No le respondí. Esperó cinco segundos y escuché que se alejaba por el pasillo.



Las lágrimas otra vez, desde que había dejado a Alonso no podía dejar de llorar…

Fui hasta la cama donde estaba Drake y lo abracé llorando.



-Hey... ¿Estás bien? ¿Qué pasa? Tranquila…- dijo y me abrazó.

-No sé cuánto más voy a aguantar así... No puedo más...

-¿Pero q es lo q pasa? Es Alonso, ¿no?

-Es más que obvio que sí…

-¿Y ahora qué paso?

-Me sigue hablando de lo mismo, le dije que todo se había terminado y sigue insistiendo. Me destruye cada vez que lo hace...

-Bueno, pero la decisión fue tuya. El no va a aprender hasta que no vea que es realmente imposible. Mientras siga pensando que tiene chances, va a seguir intentando. Quizás tendrías que partirle la nave de forma clara y dejar de sufrir por ello. Seguir adelante vos.

-Pero si yo no le dije nada, ni siquiera le hablo salvo que sea necesario… No entiende nada... Ya se lo dije, pero sigue insistiendo...

-Pero vos no te la bancas, y esa es la verdad- me dijo con tono severo -Lo cortaste y sufrís por él, si realmente querés cortarlo, hacelo, pero no por cuenta de que él no entienda nada, sino que vos no sufras más. Lo dejaste porque no soportabas verlo sufrir... pero te la pasas sufriendo. No veo cuál es la ganancia q obtuviste…

-Drake, yo no puedo atarlo a mí ¿entendes? Él tiene que volver a su tierra en algún momento, ayudar a los suyos, a su gente... Yo soy una asesina, ladrona, pirata… Ni siquiera sé quien soy. Él dice que no, pero yo sé que en algún momento se va a tener que ir, y yo no voy a poder acompañarlo. Esa no es mi vida…

-Esas son excusas. Yo lo que veo es que sos un manojo de sentimientos que no sabe que hacer con ellos y quizás no sepas quien fuiste, pero si sabes quien sos ¿Por qué no te divertís y ya? Sé feliz con quien quieras estar. Deja de pensar en el mañana y viví el hoy. Si solo pudiera...

-No puedo Drake, mirá como estoy ahora, y estuvimos tan poco tiempo juntos... qué pasaría si hago lo que vos decís después... va a ser mucho más difícil. Ya no tengo pasado, no puedo también dejar de ver el futuro...

-Pero tenés presente.

-Yo quiero encontrar mi pasado, de dónde soy…

-¿Para qué? ¿Para atarte? Igual todos tienen derecho a un pasado... olvidarlo es una decisión personal.

-Es fácil decir eso cuando sí sabés tu pasado...

-Y lo del pasado... es otra excusa.

-NO, No lo es...

- Lo es... Es otra excusa para no involucrarte con Alonso, pese a q te destroza el corazón no estar con él, y esa es la verdad, pero no querés por lo q "podría pasar". Desde mi perspectiva de observador, solo me queda hacerte una pregunta: ¿Vas a vivir el hoy y ser feliz o preferís vivir el mañana y superarlo?

-No sé cuál va a ser mi mañana... si es que tengo uno.

-Que tonta que sos cuando querés. Deberías dejar de flagelarte, ser libre como el mar.

En todo ese tiempo no había dejado de llorar.

-Sez... yo tengo algo que no pensé q iba a decirte, pero voy a hacerlo, para graficar mi punto ¿Me seguis?

-Sí- dije dándole toda mi atención.

-Sí. Es algo acerca de mí. Hay cosas q no sabe nadie en el barco, salvo por Keira y Alonso, pero creo que pueden ayudarte a entender, a tomar alguna decisión. Antes de que vos y yo nos encontráramos, yo no era Drake Santana…

Esperó mi reacción, me sorprendí por la confesión, pero era obvio que a mí su nombre no me importaba, podría ocultarme todo y no me importaría, él significaba mucho para mí.

-Yo antes de ser un pirata era un noble montaignes que había sido educado en Castilla, de ahí conozco a Alonso. Mi vida era una de juerga y lujuria, pasaba de una dama noble a otra, y si no, mujerzuelas, despilfarraba, era el perfil de esos nobles que detestamos, hasta que me casé con una mujer que me cambio la vida y ahí encontré un camino. Luego, ese camino me fue robado, Y me condenaron a vivir siete años en una prisión en la Media Luna.

-¿En una prisión? ¿Por qué?

-¿Por qué? Porque me opuse a la guerra entre Montaigne y Castilla, oficié de diplomático y como los nobles montagneses querían garra, me traicionaron, medio que me mataron (aunque no lo pudieron conseguir) y me vendieron a los lunares que me encerraron, hasta que pude escapar, y ahí te encontré a vos, a los piratas y a Keira. Si, quiero redimir mi pasado, pero ¿sabes por qué? para poder ser libre, eso es lo que quiero. Ser libre de elegir yo, ser libre de estar con quien quiera, ser libre de ver el sol y sentir el viento en mi rostro. Vos sos otro espíritu libre pero ahora te estás encerrando, sola. Si yo pude morir y volver... ¿por qué no podes hacerlo vos?

-Yo no sé nada de mi pasado Drake, y me gustaría recuperarlo, aunque sea para saber quien fui... pero también es cierto que quiero lo mismo que vos, ser libre.

-Y entonces, ¿que te detiene? ¡Sos una pirata! Sé libre y feliz de hacer lo que querés, buscá tu pasado, ¡Forjá tu presente! No tenemos porque ser una banda de ladrones y escoria marina, ¡podemos ser verdaderos luchadores de la libertad! Yo también quiero redimir mi pasado, pero no que eso corté mi futuro... Mi pasado volvió por consecuencias, no porque lo busqué...

-¿Qué me detiene? No sé... vos decís que son todas excusas... pero la realidad es que no quiero sufrir…

-Pero definí ¿qué es sufrir? ¿Perder a Alonso? ¿Qué en algún momento se vaya? Eso es algo que verás cuando suceda. Es como si yo no quisiera estar con Keira porque sé que puede morir.

-Alonso es de Castilla, algún día va a querer volver, a su casa, con su gente, en la corte, donde sea que viva, yo no puedo vivir así, y tampoco lo puedo atar a mí para que él no vuelva más con su gente... Y sí, no quiero que se muera intentando salvarme a mí. Además que ya sabés que bastante bien puedo defenderme sola.

-Es lo mismo, lo postergás por que VOS no querés involucrarte con él, aducís q vas a sufrir... ¿y?

-¿Vos sabés por qué terminé lo nuestro? Porque él casi termina muerto por mi culpa. Prefiero estar lejos de él y que no que se muera ¿tan difícil es de entender?

-Pero no podes culparlo entonces por agarrar su corazón, darle felicidad y después sacársela, y menos si después vas a llorar por los rincones. Si decidís que NO querés estar con él, sé fuerte y seguí adelante con tu decisión, y soportá las consecuencias de lo que elegiste. Es como si yo ahora tuviera enfrente a mi esposa... sé lo que siento y sentí por ella, pero elegí a Keira, elegí la libertad sobre lo q supe ser… Y si, sufro porque hay días que recuerdo cosas hermosas... pero tengo que ser fuerte por mi decisión.

-Es que nunca creí que iba a ser tan difícil...

-Con eso no puedo ayudarte, los carriles q toma tu corazón los sabes solo vos. Yo solo puedo ayudarte a superar la decisión que tomes y sacarla adelante, pero tenés que ser firme en lo que REALMENTE quieras. Sin mentirte a vos misma.

-Me estoy mintiendo desde que le mentí a él Drake, y creo que es lo mejor...

-Entonces se firme con tu decisión y deja de sufrir, divertite, se libre

-Ojalá algún día pueda volver a ser esa Sez... Perdoname Drake, no voy a volver a llorar...

-Llorá todo lo que quieras, te sirve para descansar el alma

Empecé a llorar aún más.

-Es fácil mentirle a otro, pero ¿cómo se hace para mentirse a uno mismo?

-Justamente, no podes. Podes engañarte si querés, pero siempre vas a saber lo que paso o lo que pasa...

-Pero... y si mi decisión incluye mentirme a mí misma... ¿cómo hago?

-Si vas a decidir eso, vas a tener que olvidarte y seguir con tu vida.

-Eso sería fácil si Alonso dejara de insistir, o... si yo me voy.

-Ninguna de las dos ideas me parece interesante como segundo al mando. Si querés hablo con Alonso, pero es todo lo q voy a hacer, las demás decisiones las tenés q tomar vos o ambos.

-No, por favor no hables con él. Voy a quedarme con ustedes hasta que este asunto del niño noble se solucione, y después, me iré, es lo mejor.

-Es tu decisión, pero desde ya prefiero que no sea así, y más si consideras que eventualmente Alonso se va a ir a Castilla. Me quedaría sin ninguno.

-Según Alonso no se va a ir a ningún lado mientras estés navegando los mares. En cuanto a mí... podés conseguir unos diez miembros más en la tripulación para reemplazarme...

-Pero no quiero a diez miembros, te quiero a vos. Aparte, perdoname, pero si te vas los sentimientos van a seguir ahí, se van a ir apagando de a poco, eso sí, pero todo ese tiempo que tardes, lo vas a sufrir sola, en donde sea que estés.

-Lo sé, no va a ser ni la primera ni la última vez. Además dijiste que ibas a aceptar mi decisión.

-Lo voy a hacer, pero aquí y ahora te afirmo que no estoy de acuerdo con ella, y el que dudo que lo esté más que yo es Alonso.

-No te preocupes, no se va a enterar hasta que no sea demasiado tarde. Ya veré como lo hago.

-Igual, perdoname que te lo diga, estas siendo cobarde, así estarías huyendo de tu decisión. Si es lo único que te sirve, que así sea.

-No voy a poder de otra forma Drake. Aunque sea cobarde, es la única que tengo.

Impostó la voz, ahora parecía un noble.

-Si tu lo dices querida... deberé decirle a mi cochero q te acompañe llevando tus bolsos...

Buscaba sacarme una sonrisa, y lo consiguió.

-Gracias.

-No te preocupes y descansá que nos esperan días largos. Ah, y acomodate en el espacio que hay, no pienso dormir en el piso, esta habitación salió cara ¡y voy a disfrutar de la cama!

-Nunca te pediría que duermas en el piso.

Le respondí.

martes, 13 de abril de 2010

Eisen II (Sez)

Me gustaba esa habitación, creo que desde que me desperté a esta nueva realidad no pasaba una noche en un lugar así… tan lujoso… quizás hubiera estado en lugares así en mi anterior vida.

La cómoda estaba llena de frascos de perfume y maquillaje. Tomé el labial, el delineador, el rubor y las sombras, no me costó mucho trabajo aplicarlas a mi rostro, era como si lo hubiera hecho toda la vida. Era extraño, muchas veces mi cuerpo reaccionaba por sí solo al hacer las cosas que yo no recordaba, como cuando Drake me ayudó a recordar cómo manejar la espada. Era solo cuestión de que mi cuerpo conociera la habilidad para que pudiera usarla, no importaba si mi mente recordaba o no el haber entrenado o practicado, yo podía hacerlo, porque esas habilidades estaban ahí.

Me miré al espejo, la pirata Sez o Shesalia, le había dicho a Drake que ese era mi verdadero nombre, por primera vez lo usé. Me gustaba, pero a la vez me confundía, Shesalia era alguien que no conocía, que era yo pero a la vez no lo era.


¿Dónde estaba mi amado mar?
Odio este país, quiero irme rápido. Si todo se resume en matar a un chiquillo eso no es tarea difícil para mí, pero Drake dice que seguro es un títere manejado por alguien más poderoso… en fin, es cuestión de enamorar al niño y sacarle toda la información, todo su dinero, y luego matarlo.

No me sienta mal mi actuación de noble adinerada, pero ya me está cansando, robar en la lujosa posada me hizo sentir mejor, la pirata Sez seguía siendo pirata aún en tierra.

No era fácil ser noble, era cansador… qué bueno que yo no soy noble…
Alonzo sí es noble, hubiera sido muy gracioso estar en una corte lejana al lado de Alonzo… no, esa no es vida para mí, yo soy una mujer de mar… otra vez Alonzo, a pesar de todo no puedo dejar de pensar en él.

Todo había sido un error, nunca debí haber tenido nada con él, como si alguien como yo pudiera estar con un noble de Castilla, viviendo en una mansión lujosa, esperando que él llegara a cenar… esa no era vida para mí, y Alonzo iba a tener que seguir su vida en algún momento… y yo no iba a estar en ella.

No me volvió a hablar, solo me preguntó si me había gustado el desayuno. En un primer momento eso me alegró pero… quizás nunca le interesé tanto como creí, mejor, más rápido sanarán sus heridas, y las mías…

Me pareció que cuando hablaba de “enamorar al niñato” se había decepcionado… no, no era decepción, era tristeza… ¿Habrá sido un juego de mi confusa mente?

La cama con dosel era una tentación, me acurruqué entre las sábanas, la noche hubiera sido perfecta si Alonzo hubiera estado allí conmigo, pero no era así, solo fue una noche más y no tardé en quedarme dormida.

“Alonzo… vos sos noble, yo una pirata, o eso creo porque ni siquiera puedo afirmar eso… ojalá las cosas hubieran sido diferentes…”

Eisen II (Alonso)

Una bala por el padre caído
Una bala por el hermano perdido
Una bala por el amigo asesinado

Una bala por las tierras robadas de Castilla
Una bala por aquellos que no verán el mañana
Una bala por el amor no correspondido


Últimamente Alonso había perdido su clásico tono jovial y risueño, se notaba a si mismo apagado distinto. Desde que se había unido a Drake y su cruzada aun mantenía algo de Noble Señor Castellano, pero ahora ya no.

Estaba más cerca de ser un pirata que un Noble, había abandonado muchas cosas y otras tantas ya no le importaban.

Sentía un gran vacío en su corazón que no podía ser llenado con nada en este mundo. Todo había perdido su color, su vida natural. Adonde quiera que mirara Alonso solo podía extrañar a Sez, sentía algo muy fuerte y real por ella y eso sin embargo estaba matándolo por dentro.

A un trataba de entender porque ella se empecinaba en rechazarlo, en ignorarlo, en pasar de el como si no lo conociera, como si lo odiara.

Era doloroso verla y no poder acercarse a ella, no poder besarla, decirle cuanto importaba para el. Deseaba amarla día y noche y no podía hacerlo, en cambio debía soportar escucharla hablar de estar en brazos de otros hombres.

Alonso se hundía en la profundidad de sus pensamientos y su dolor, ha perdido tantas cosas y aun continua perdiendo. Es cierto que a su amigo Just le quitaron todo pero sin embargo ha ganado nuevas oportunidades, nueva vida.

Alonso había partido hace tiempo de su hogar soñando recuperar lo que a su familia y a Castilla le pertenece y una vez que lo hubiera conseguido volvería a la tranquila vida de un Noble Castellano. Incluso había llegado a imaginarse vivir esa vida junto a Sez. Pero ahora miraba esa misma escena y no veía lo mismo, veía el avance Montaignes sobre sus tierras, veía a su familia caer y a la tragedia llevarse todo lo que poseía.

Últimamente las esperanzas lo abandonaban por momentos, por momentos maldecía su suerte y a si mismo. Por momentos no sonreía ni hablaba y sin embargo la sola presencia de ella bastaba para sacudirlo con la fuerza de un rayo.

Era innegable a esta altura que el la amaba…

jueves, 10 de diciembre de 2009

Recuerdos (Sez)

Me quedé dormida en la carreta antes de llegar a Freiburg, pero… ¿cómo saber si ese había sido un sueño o la realidad? Si había sido un recuerdo, o parte de alguno…

Un baile, un baile de máscaras en Vodacce…
Arshareem estaba a mi lado pero yo miraba a un hombre vestido de azul… tenía una hermosa máscara con una pluma azul que brillaba con las luces del salón. Su cabello era my oscuro y por lo que llegaba a ver de su blanca tez era bastante joven. Me tendió la mano.
Era yo, tenía puestos unos guantes rojos, al igual que mi vestido de terciopelo del mismo color y una máscara de lentejuelas que cubría mi rostro hasta la nariz.

-¿Me permite esta pieza?

La cara de Arshareem fue de desaprobación pero yo tomé su mano, esos ojos, entre gris y azules me arrastraban a una noche que prometía ser inolvidable.

-Bailas muy bien- le sonreí.
-No tanto como tú- me dijo él.

¿Quién era ese hombre?
Dolor... ¿Por qué me duele tanto el pecho? Esto es solo un sueño…

Bailamos toda la noche, él me dijo cosas hermosas, cosas que jamás nadie me había dicho. Salimos al balcón de esa hermosa casa, él tomó mi rostro entre sus manos y me besó. Lo quería, lo quise…
Él quiso sacarme la máscara y se lo impedí, pero insistió y no pude resistirme a su pedido, él vio mi rostro bajo la máscara.
Esa noche, la recuerdo, una noche de besos y caricias, una noche inolvidable. Pero no recuerdo su rostro, sé que yo también le quité la máscara ¿Por qué no lo recuerdo?

¿Y ahora por qué estoy llorando? No puedo dejar de llorar…ya no tengo el vestido de terciopelo rojo, tengo la túnica de mi orden, es la cruz de Theus. Arshareem me miraba tristemente ¿Por qué siento que el mundo se perdió?

"¡Ya no quiero seguir con esto! ¡No más, no no!"

Sangre, sangre sobre las sábanas, rojas como mi vestido y mi máscara…
“¿Dónde estás? ¿Por qué?”
Mi espada chorrea sangre…
“¿Fui yo? Yo te maté…"
“¡Shesalia lo mataste! ¡¿Por qué lo hiciste?!”
“Era una orden, no puedo desobedecer las órdenes, lo siento”
“¡¿Por qué?! ¡Por qué!”
Los sollozos me estaban dejando sorda.
“Aceptalo niña, tú nunca podrás amar, y si algún día consigues que alguien te ame luego de lo que hiciste, de lo que seguirás haciendo, aléjate, será lo mejor para él”.

La niña solo lloraba y lloraba, ella no quería renunciar al amor.