martes, 13 de abril de 2010

Eisen II (Sez)

Me gustaba esa habitación, creo que desde que me desperté a esta nueva realidad no pasaba una noche en un lugar así… tan lujoso… quizás hubiera estado en lugares así en mi anterior vida.

La cómoda estaba llena de frascos de perfume y maquillaje. Tomé el labial, el delineador, el rubor y las sombras, no me costó mucho trabajo aplicarlas a mi rostro, era como si lo hubiera hecho toda la vida. Era extraño, muchas veces mi cuerpo reaccionaba por sí solo al hacer las cosas que yo no recordaba, como cuando Drake me ayudó a recordar cómo manejar la espada. Era solo cuestión de que mi cuerpo conociera la habilidad para que pudiera usarla, no importaba si mi mente recordaba o no el haber entrenado o practicado, yo podía hacerlo, porque esas habilidades estaban ahí.

Me miré al espejo, la pirata Sez o Shesalia, le había dicho a Drake que ese era mi verdadero nombre, por primera vez lo usé. Me gustaba, pero a la vez me confundía, Shesalia era alguien que no conocía, que era yo pero a la vez no lo era.


¿Dónde estaba mi amado mar?
Odio este país, quiero irme rápido. Si todo se resume en matar a un chiquillo eso no es tarea difícil para mí, pero Drake dice que seguro es un títere manejado por alguien más poderoso… en fin, es cuestión de enamorar al niño y sacarle toda la información, todo su dinero, y luego matarlo.

No me sienta mal mi actuación de noble adinerada, pero ya me está cansando, robar en la lujosa posada me hizo sentir mejor, la pirata Sez seguía siendo pirata aún en tierra.

No era fácil ser noble, era cansador… qué bueno que yo no soy noble…
Alonzo sí es noble, hubiera sido muy gracioso estar en una corte lejana al lado de Alonzo… no, esa no es vida para mí, yo soy una mujer de mar… otra vez Alonzo, a pesar de todo no puedo dejar de pensar en él.

Todo había sido un error, nunca debí haber tenido nada con él, como si alguien como yo pudiera estar con un noble de Castilla, viviendo en una mansión lujosa, esperando que él llegara a cenar… esa no era vida para mí, y Alonzo iba a tener que seguir su vida en algún momento… y yo no iba a estar en ella.

No me volvió a hablar, solo me preguntó si me había gustado el desayuno. En un primer momento eso me alegró pero… quizás nunca le interesé tanto como creí, mejor, más rápido sanarán sus heridas, y las mías…

Me pareció que cuando hablaba de “enamorar al niñato” se había decepcionado… no, no era decepción, era tristeza… ¿Habrá sido un juego de mi confusa mente?

La cama con dosel era una tentación, me acurruqué entre las sábanas, la noche hubiera sido perfecta si Alonzo hubiera estado allí conmigo, pero no era así, solo fue una noche más y no tardé en quedarme dormida.

“Alonzo… vos sos noble, yo una pirata, o eso creo porque ni siquiera puedo afirmar eso… ojalá las cosas hubieran sido diferentes…”

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